ESTADO NACIÓN
Desde la construcción del Estado-nación
salvadoreño a fines del siglo XIX, las identidades en El Salvador fueron
transformando aceleradamente de manera que, en este proceso, llevó a una
especie de homogenización de la población del territorio nacional, el cual fue
construyendo nuevos imaginarios del “ser salvadoreño”, en contra posición a la
invisibilización de otras identidades étnicas que habitaban y habitan en El
Salvador.
En este caso los vínculos tradicionales
relacionados con la religión, la etnia o la familia, son desplazados y, en
ciertas ocasiones, hasta anulados por una lealtad suprema hacia el
Estado-nación. La religión cívica, inculcada entre la población por medio de
diversos instrumentos, tales como
primaria, el ceremonial cívico, la estatuaria heroica y el culto a los símbolos
patrios, son fenómenos estrechamente vinculados con la invención de
tradiciones, los cuales son fomentados por los dirigentes e ideólogos del
Estado.
A partir de las últimas tres décadas del siglo XIX, la clase
política salvadoreña fue construyendo la idea de nación, basada en un
imaginario de lo mestizo y lo indígena; ese imaginario ha sido construido
basado en las distintas expresiones culturales de las poblaciones que han
habitado el actual territorio salvadoreño.
En el decenio de 1870, los gobernantes e intelectuales liberales se
dieron a la tarea de construir y consolidar el proyecto del Estado-nación,
No hay comentarios:
Publicar un comentario